lunes, 26 de diciembre de 2016

¿Feliz Navidad?

Este año ha sido particularmente esclarecedor en muchos aspectos de la vida para mi, ha dejado al descubierto a muchas personas hipócritas, mal intencionadas y con formas de pensar y sentir tan distintas a mis principios y valores que francamente ya no tienen lugar en mi vida. Pero el fin de año se ha llevado las palmas… las celebraciones de fin de año siempre me han gustado porque hay muchas cosas que me emociona ver, escuchar, oler y sentir, pero las costumbres Navideñas jamás me han hecho sentido, ni las familiares, ni las religiosas… es la verdad. 

Navidad es una de las celebraciones más sexistas que existen… abuelas, madres, hermanas y a veces hijas (no en todos los casos) se unen para decorar, alimentar, comprar, regalar, cuidar, atender y complacer al resto de la familia sin que ellos tengan que mover un dedo ni molestarse para disfrutar a sus anchas de la celebración y sus vacaciones. Y antes de que empiecen a herirse sensibilidades, me gustaría aclarar un poco lo que es el feminismo (es evidente que la mayoría de mujeres y hombres no están familiarizados con el concepto). El feminismo NO es lo contrario del machismo ni es su versión femenina, el feminismo es un movimiento que busca la igualdad de la mujer en la sociedad, que tenga las mismas oportunidades, que sea igual de valorada, que sea remunerada igual que sus compañeros masculinos por hacer el mismo trabajo, que no sea vista como una propiedad, como inferior, como un objeto sexual, una sirvienta, ni una fábrica de bebés.

Una vez hecha esta aclaración puedo volver a compartir contigo mi experiencia en las celebraciones de Navidad (y otras como el mismísimo 10 de Mayo – Día de las Madres-):

Las salas se llenan de abuelos, padres e hijos que sentados cómodamente, que ni si quiera notan que las mujeres “importantes” de sus vidas van y vienen con platos, comidas, bebidas, recogen platos sucios y lavan trastes para que todo quede en orden, además de cuidar, atender, cambiar y jugar con los más pequeños y atender a los más ancianos… todo al mismo tiempo. Estos hombres (niños, jóvenes y adultos) y algunas mujeres, no sienten ninguna culpa por no cocinar, recoger ni lavar los trastes… ni si quiera logran cuestionarse porque solamente hay  madres y mujeres recogiendo ¿qué acaso no comieron todos? ¿no ensuciaron todos? … nunca falta el comentario de alguno de los cómodos sobre lo insípido de algún platillo, lo que debería llevar según la receta tradicional, si le faltó sal, pidiendo que le cocinen algo especial (además de lo ya preparado), exigiendo de mala gana que le vuelvan a calentar la cena fría o dando consejos de gastronomía porque este año como que no estuvo tan buena la cena…pero eso si, en la foto salen como si fueran parte de un gran equipo… como si se valoraran y respetaran entre ellos.


Nunca falta el que se queja porque no le han traído a la comodidad de su silla la bebida que pidió a gritos a su madre quien estaba ocupada en la cocina preparando todo, porque ya no hay vasos limpios o porque alguien más no ha venido aún a limpiar lo que se le cayó por algún descuido… y entre hombres se atreven a comentar sobre que ya las mujeres no son como antes, que son muy rebeldes y que se han perdido los “valores” de una buena familia.

Todo esto me parece absolutamente injusto, es esclavitud pura… no puedo dejar de pensar en esas mujeres que ni si quiera se atreven a pedir de frente a los que permanecen sentados que cada quien se encargue de lo suyo, mujeres que malinterpretan su valor como personas creyendo que la única manera de ser apreciadas es la sumisión (y ni así), mujeres que temen comer como se les antoje lo que ellas mismas cocinaron por miedo a perder la “figura” y dejar de gustarle a sus parejas, ellas que se echan al lomo decenas de responsabilidades, cansancio y agotamiento para que todos estén felices, sentirse buenas madres, buenas esposas y llevar la fiesta en paz. Mujeres que llevan días trabajando e invirtiendo esfuerzos para que los demás estén bien (aunque se quejen y sean groseros), mujeres que deben sentirse abrumadas y sobrepasadas por tanta cosa junta, tanta injusticia más el miedo de que las dejen de mantener si fallan. Es un tema de sororidad, así que este año he ido repartiendo pláticas feministas y plantando semillas de inconformidad entre las mujeres que me parece que son tratadas de manera injusta y abusiva; entre los hombres que no ven nada de malo en lo que están haciendo y entre mujeres que supongo por desesperación, venganza o costumbre también se tratan mal y se atacan entre ellas (así lo han aprendido generación tras generación), mujeres que no tienen ni el más mínimo sentido de solidaridad o del respeto entre ellas a menos que obtengan algo a cambio.


Además de lo mencionado anteriormente, dos cosas sucedieron este año que me han llevado a reflexionar a profundidad:
A parte de ni si quiera recoger o lavar los trastes que usaron, la sala secundaria se llenó de hombres (incluido un adolescente) que animadamente veían sus celulares y se compartían videos y fotos de nalgas, pechos y mujeres sin ropa como si fuera algo aceptable tratar como objetos a las mujeres y tratarlas como mercancía… terminé de entender que además de tener celebraciones injustas y sexistas, las familias SON injustas y sexistas… aprenden a serlo, lo promueven entre sus miembros, lo disculpan y justifican porque les conviene serlo…

La otra cosa que pasó, es que a pesar de los rollos de amor y paz, la época de dar y recibir y tanto cliché cultural… muchas personas no son capaces ni de respetar o hablar de manera amable con sus propios hermanos, hijos, ni familiares (no es algo exclusivo de hombres hacia mujeres, también lo hacen algunas mujeres hacia otras mujeres)…  se juntan y hacen equipo para hacer a un lado y aniquilar al que perciben como más débil o más fácil de abusar (machismo puro), hasta los que no deberían meterse, apoyan el aislamiento y la violencia en contra de quienes dicen amar y a quienes le deberían estar agradecidos. Las personas olvidan cuando no tenían nada, no quieren acordarse de quien les tendió la mano en los momentos difíciles y traicionan hasta a quien les dio de comer… pero bueno, a pesar de no ser novedad, duele. Lo que me queda es, con más fuerza que nunca, decidir y hacer lo necesario para que MI familia y MIS círculos de amigos estén lo más libres posible de esos estereotipos e ideas que promueven violencia. Se que no es fácil, se que no todo está en mis manos, pero me comprometo conmigo misma a hacer lo que si está a mi alcance para generar consciencia, trato respetuoso y equitativo.



Las celebraciones y las reuniones familiares y de amigos no deben perpetuar la opresión y los estereotipos, no deberían producir adultos resentidos ni violentos, deberían impulsar un futuro más justo  y construir hombres y mujeres con una verdadera visión de equidad, nadie sobre nadie, todos para todos. Probablemente después de esta lucha (porque verdaderamente es una labor desgastante lidiar con el machismo y la violencia), muchas personas (amigos y familiares) no me quieran hablar o no quieran estar conmigo, probablemente desaparezcan de mis redes sociales, pero gracias a esto, tendré muchas cosas interesantes que platicar y compartir (como este artículo) para llevar un poco de consciencia a más lugares, a mas niñas y niños, a más mujeres, a más hombres, a más familias, a más lugares de trabajo, a más escuelas, a más corazones.

Levantar la voz y terminar con situaciones injustas y sexistas empieza en cada quien. Un buen ejercicio para iniciar, es cuestionarse a uno mismo, no solo ver la opresión en los demás o criticar a los tíos o primos… Cuestiónate respecto a ti, tu estilo de vida, tus palabras y tus actitudes lo siguiente:

¿Cómo tratan a las mujeres en tu familia?
¿Solamente ellas cocinan?
¿Solamente ellas cuidan a los niños, a los ancianos o enfermos?
¿Solamente ellas recogen la mesa, lavan los trastes, los secan y los guardan?
¿Tu cocinas, sirves o lavas los trastes todos los días en tu casa? ¿Los otros hombres de tu familia lo hacen? ¿Con qué frecuencia? (hacerlo de vez en cuando no cuenta)
¿Creen que si recogen la mesa o lavan los trastes están “ayudando” a las mujeres o “ayudando” en casa?
¿Si quieres algo de beber o de comer le llamas a tu mamá, a tu abuela, a alguna tía, tu hermana o a tu prima para que lo prepare y te lo traiga?
¿Creen que las mujeres de tu casa deben pedir permiso para tener novio? ¿para salir? ¿para comprarse algo? ¿El padre o algún otro hombre debe dar su aprobación y dar permiso?
¿Crees que las mujeres en tu casa no deben tener novio hasta cierta edad, no deben cambiar de novio muy seguido? ¿tu y otros hombres de tu familia amenazan e intimidan a los amigos, pretendientes y novios para que no les hagan nada malo a las mujeres de tu familia?
¿Crees que las mujeres de tu familia deben vestirse, peinarse o maquillarse de una manera “decente”?
¿Las mujeres de tu familia trabajan fuera del hogar? En ese caso ¿las labores domésticas y el cuidado de los hijos se reparten de manera igual entre hombres y mujeres?

¿Lavar  la ropa y planchar en tu casa es una tarea exclusiva de las mujeres?
¿Creen que toda buena mujer debe saber cocinar, lavar y planchar?
¿Sabes usar la lavadora de ropa? ¿la plancha? ¿barrer o trapear? ¿Cada cuándo haces estas actividades en tu casa?
¿En tu familia creen que las mujeres necesitan casarse y tener hijos para ser felices?
¿En tu familia sienten lástima por las mujeres solteras (nunca casadas, sin novio o divorciadas)?
¿En tu familia creen que las mujeres deben “darse a respetar”?
¿Con qué palabras se refieren a las mujeres de tu familia? ¿Les dicen “viejas” en lugar de llamarlas por su nombre?
¿Con cuales palabras se refieren a otras mujeres? ¿Cómo se refieren a las mujeres guapas? ¿Cómo hablan de las mujeres independientes? ¿Cómo hablan de las mujeres solteras? ¿Cómo califican y se expresan de las mujeres libres? ¿Les llaman “viejas”, “putas”, “locas”, “mochas”, “apretadas”, “feas”, “gordas”, “chachas”, “gatas”, “nacas”?
¿Crees que los niños de tu casa deben jugar solamente con otros niños y con “juguetes de niños” (camiones, coches, pelotas, herramientas, pistolas…), mientras que las niñas deben jugar separadas, solamente con otras niñas y con “juguetes de niñas” (cocinitas, tazas de té, muñecas, cunas, carriolas…)?
¿Los hombres de tu familia que no tienen actitudes machistas o sexistas son humillados y tratados como seres débiles o inferiores (como mujeres)?
¿En tu familia se ríen y comparten chistes en los que se burlan de las mujeres, de las rubias, de su forma de vestir, de manejar, de su sexualidad, de las mujeres que están en “sus días”?
¿Creen que a las mujeres “ni todo el amor ni todo el dinero”?
¿En tu familia creen que las mujeres feministas están locas, son exageradas o las llaman feminazis?
¿Creen que los hombres no pueden ser feministas?



El machismo, la misoginia y la violencia pueden trabajarse en Terapia, no te quedes quieta, no te quedes quieto, haz algo por tener relaciones sanas y una vida mejor.



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