¿Te
has puesto a pensar como son tus conversaciones? ¿Eres tu quien habla más? ¿La
otra parte realmente comprende lo que estás tratando de explicarle o lo que le
estás pidiendo? ¿Tu pareja o tus hijos sienten confianza de acercarse a ti para
hablar sobre lo que les preocupa? ¿Se sienten seguros contigo? ¿Tus
conversaciones son bidireccionales o solo unilaterales?.
Las
conversaciones que tenemos a diario son el vehículo para relacionarnos e ir
transformando nuestra vida y la de quienes nos rodean. A partir del lenguaje,
todos creamos nuestra propia realidad y trabajar en generar conversaciones
conscientes, nos da la posibilidad de entender la manera en que nosotros mismos
percibimos el mundo, la manera en que nos sentimos, lo que necesitamos y como
lo hacen los demás.
Me
gustaría compartir contigo algunas estrategias de comunicación que puedes
llevar a todas tus relaciones (personales, afectivas, laborales, familiares,
sociales…):
1. Tus conversaciones deben tener una INTENCIÓN: cada palabra, cada
pregunta, cada opinión nos ayudan a entender la realidad, a conocernos, a divertirnos,
a aprender, a entender, a cuestionarnos, a reestablecernos, a llegar a acuerdos, a ayudar o a pedir ayuda.
2. Necesitas
estar presente al 100%. Practica para que puedas estar con todos tus sentidos
PARA la otra persona y ser buen receptor de lo que el otro está sintiendo,
pensando o explicando.
3. Escucha
de manera activa cada palabra, afirmación, realidad, opinión y manifestación
con los que se expresa la otra persona. Escucha sin pensar, sin juzgar, sin
distraerte o desconectarte, no trates de analizar ni encontrar las razones del
otro. ESCUCHA CON COMPRENSIÓN. Así podrás generar un clima seguro y de
confianza con el otro, ya que se sentirá en libertad al no sentirse juzgado, rechazado,
criticado o amenazado por tu posible interpretación de sus palabras y emociones.
4. Cuida
como te relacionas y te comportas con la otra persona al convivir, se empático y
acepta su individualidad y su forma de pensar. Vigílate constantemente para que
tu comunicación no verbal, tu voz y tus silencios generen comodidad en el
entorno, así podrás crear sintonía y conexión con el otro sin invadirle.
5. Esfuérzate
por conectar con lo que de verdad es importante para la otra persona, tienes
que enfocar tu energía en saber cómo se está sintiendo, lo que le preocupa o le
emociona. Esta conexión llevará la comunicación a un estado más adecuado para que
tú también puedas expresar tus opiniones, para establecer acuerdos, solucionar
problemas o acompañar de manera más eficiente. Esto además, ayudará a que ambos
vean el problema o la situación desde otro punto de vista.
6. No
interrumpas, no des tu opinión antes de que el otro termine de hablar, ni
sermonees. Claro que puedes dar consejos o sugerir propuestas, en el caso de tus hijos y equipo
de trabajo debes ser guía para obtener resultados específicos, pero tu
intención no debe ser que el otro cambie o que piense igual que tú. Tus
consejos deben darse con humildad, siendo preciso, proporcionando detalles y
sin generalizar. El objetivo es llegar a acuerdos realistas y alcanzables que
beneficien a todas las partes y SOLUCIONAR.
7. No
olvides que estás tratando con una persona que tiene una historia particular,
una manera válida de ver la vida, que vive una realidad distinta a la tuya y
que eso es absolutamente respetable.
Tú tienes una gran responsabilidad en la dirección que tomen tus conversaciones
y tus relaciones. Invierte tiempo y enfoca tu atención para llevarlas a dónde
quieres y necesitas para estar bien.
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