Bullying es el abuso o intimidación de un niño por parte de otro niño y ocurre cuando un estudiante es agredido repetidamente, psicológica y/o físicamente por otro estudiante o grupo de estudiantes (Olweus 1993).
Los niños abusivos o intimidadores (bullys) son por lo general más fuertes social, psicológica y físicamente que los niños que intimidan. Esa superioridad puede ser real o percibida subjetivamente.
La intimidación o abuso puede presentarse en diferentes formas:
Asaltos físicos o agresiones.
Amenazas verbales y/o físicas.
Exclusión intencional de un grupo.
Silencio (ley del hielo).
Esparcir rumores.
Gestos o muecas de amenazas.
Apodos humillantes.
Insultos frecuentes.
No hay limitaciones en cuanto a género, edad, estrato social o grado académico. El tipo de violencia dominante es el emocional y se da en salones de clase y durante los recreos escolares. El sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente ante su victimario o victimarios.
El bullying aumenta el ausentismo escolar y tiene efectos emocionales graves en las víctimas como nerviosismo, tristeza, aislamiento social, baja autoestima, temor, ansiedad y minusvalía. Además podrían presentarse síntomas físicos como dermatitis, colitis, estrés y un desempeño escolar deficiente; en casos extremos, la dureza de la situación puede generar pensamientos suicidas e incluso su materialización. Estos síntomas no son exclusivos de las víctimas, también son comunes en los espectadores. Este entorno negativo limita la oportunidad de los estudiantes de disfrutar un ambiente de aprendizaje seguro y sano.
De acuerdo con la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), México ocupa el primer lugar en casos de bullying entre estudiantes de secundaria. Indicó que los casos de acoso en el país han aumentado y afectan al 40% de los 18 millones 781 mil 875 alumnos de primaria y secundaria en instituciones públicas y privadas. Uno de cada tres casos desencadena en violencia física (empujones, patadas, puñetazos y palizas multitudinarias a la víctima).
La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), indica que el 11% de los estudiantes de primaria en México han robado o amenazado a algún compañero, mientras que en secundaria el porcentaje es un poco mayor al 7%.
No es sencillo como padre reconocer que un hijo es un “bully” (agresor), pero es necesario identificarlo aunque lo sea con o sin intención de lastimar a otros. Es responsabilidad de padres y maestros reconocerlos y ayudarlos, ya que también hay consecuencias para ellos como bajo rendimiento académico, gran probabilidad de convertirse en cónyuges o padres abusivos y de participar en actividades criminales como adultos.
Niños de 6 a 12 años:
En este rango de edad se presentan más casos de discriminación y prejuicios en niños que son considerados diferentes o menos. El uso de sobrenombres hirientes es lo que predomina y se debe a que repiten patrones familiares y sociales.
Adolescentes:
Entre los jóvenes, el ciber-bullying o acoso virtual mediante las redes sociales e internet es más común.
Niños:
Los varones, participan en comportamientos de abuso o intimidación de manera directa y pública incluyendo agresiones físicas o insultos y amenazas.
Niñas:
Las niñas frecuentemente usan medios más discretos e indirectos para intimidar a otros, como excluir intencionalmente a alguien de actividades o divulgar rumores.
Señales de alerta
· ¿Mi hijo teme ir a la escuela?.
· ¿Siente ansiedad respecto a la escuela?.
· ¿Ha estado ausente frecuentemente debido a enfermedades?.
· ¿Se queja frecuentemente de no sentirse bien como manera de evitar asistir a la escuela?.
· ¿Has notado moretones en tu hijo?. Cuándo le preguntas sobre ellos ¿cuál ha sido su respuesta?.
· ¿Has notado moretones en tu hijo?. Cuándo le preguntas sobre ellos ¿cuál ha sido su respuesta?.
· ¿Tu hijo tiene amigos?. ¿Quiénes son sus amigos?. ¿Has observado la manera en que interactúan?. ¿Es sumiso o reservado con otros niños?.
· ¿Tu hijo parece ser infeliz o inseguro?. ¿Comenta que no le cae bien a nadie o que no tiene amigos?. ¿Habla sobre su deseo de herir o vengarse de alguien?.
· ¿Tu hijo parece tener baja autoestima o poca confianza en sí mismo?. ¿Tiene dificultad para demostrar firmeza?.
¿Qué hacer?
- Las autoridades educativas deben fortalecer una política integral que involucre al personal docente, directivos, padres de familia y estudiantes. Es un trabajo conjunto. La escuela establece reglas estrictas contra la intimidación e implementa programas de prevención en toda la escuela. Los padres, al sospechar o tener conocimiento de comportamientos de intimidación necesitan comunicarlo en la escuela y tomar medidas de intervención.
- Los salones de clase, patios de recreo, baños, pasillos y sus alrededores deben ser espacios seguros, con vigilancia y supervisión eficaz y constante.
- La violencia o intimidación es un aspecto que SI puede evitarse en la niñez y la adolescencia. Es importante no pasar por alto o ignorar las señales de intimidación ya que pueden tener consecuencias graves para nuestros niños.
- No enfrentes al niño abusador por ti solo. Tu primera reacción instintiva puede ser la de proteger a tu hijo y reclamarle al abusador. Esto solo puede ayudar a intensificar la situación y empeorar las cosas.
- Habla con el Director de la escuela sobre la situación, recuerda que la escuela es responsable de proporcionar a los niños un ambiente seguro de aprendizaje.
- Pregúntale a tu hijo que está pasando en la escuela, que pasa cuando hay tiempo libre y como se siente. Habla con él sobre los diferentes aspectos de la vida escolar y como se siente respecto a esto.
- Realiza un juego de roles con tu hijo y demuéstrale las maneras en las que puede responder a un niño que está abusando de él. Algunas posibilidades pueden incluir poner un alto directamente al abusador (imponerse), alejarse del intimidador (en caso de estar en peligro su integridad), avisarle a un adulto o pedir ayuda a sus compañeros.
- Explícale que acusar a los abusadores de otros niños no es ser chismoso y que si se le permite a un abusador continuar haciéndolo, todos se convierten en víctimas. Confírmale que al reportar un abuso vendrá la ayuda y que tú y el personal de la escuela lo apoyarán.
- Anima a tu hijo a hablar con sus amigos sobre el abuso o intimidación. Los niños abusivos raramente atacan a niños que están en grupos, así que mantener un grupo de compañeros juntos podría ser útil para evitar ser el blanco del comportamiento abusivo.
- Asegúrate de que exista supervisión de un adulto en todo momento y mantente enterado de las actividades en las que participa el niño dentro y fuera de la escuela (en estas también debe haber supervisión adulta).
- Informa a las autoridades escolares cualquier incidente de actividad abusiva, aún si tu hijo no es el blanco de tal comportamiento. Pide ayuda al personal de la escuela para corregir y monitorear dichos comportamientos, esto hará que tu hijo vea que tú y otras personas están comprometidos para parar esta situación.
- Tratar el comportamiento de abuso no es fácil. Busca ayuda, algún consejero, grupo de apoyo, terapeuta, etc. podrían ofrecer más alternativas para lidiar con los niños abusivos.
Para saber si tu hijo o hija tiene participación en comportamientos de intimidación o abuso hacia otros niños, hazte las siguientes preguntas:
· ¿Han acusado alguna vez a mi hijo o hija de ser intimidador o abusivo con otros niños en la escuela, fiestas infantiles, áreas de juegos u otros lugares?.
· ¿Mi hijo ha tenido problemas por pelear (física o verbalmente) con otros niños?.
· ¿Mi hijo se frustra fácilmente cuando las cosas no le salen como quisiera? ¿Es insolente o desafiante?.
· ¿Quiénes son los amigos de mi hijo?. ¿Cómo interactúa el niño con otros?.
· ¿He estado presente cuando mi hijo (a) está con otros niños?.
· ¿Es dominante o agresivo?.
· ¿Qué hace mi hijo en su tiempo libre?. ¿Cuáles son sus pasatiempos?.
· ¿Mi hijo se refiere a otros niños como “estúpidos”, “nacos”, “idiotas”, “gordos”, “asquerosos” o usa otros términos negativos para describir a otros?.
· ¿Habla sobre ciertos niños que se merecen que les sucedan cosas malas o muestra poca preocupación por otros que están pasando por malos momentos?.
¿Qué hacer?
- Familiarízate con la política en contra de la intimidación y abuso en la escuela de tu hijo. Habla con el niño sobre las reglas de la escuela y lo que se espera de él. Asegúrate que entienda los comportamientos aceptables y los inaceptables.
- Habla regularmente con sus maestros para enterarte de lo que el niño ha estado haciendo exactamente: ¿De qué se le ha acusado?, ¿Qué ha admitido hacer?.
- Habla de manera serena con tu hijo sobre las razones que tiene para haber participado en dichos comportamientos. No lo acuses ni seas agresivo con él, escucha atentamente sin interrumpirlo ni regañarlo. Probablemente el niño pueda estar pasando por un momento social o emocional difícil de manejar. Algunos niños pueden ceder a la presión de participar en comportamientos abusivos para pertenecer a algún grupo o para evitar que esos grupos los intimiden o abusen de ellos.
- Explica a tu hijo porque es inaceptable el comportamiento abusivo. Comparte con él la manera en que las víctimas y los espectadores son afectados y las consecuencias a las que se enfrentan. Desarrolla la empatía y solidaridad en él.
- Habla con tu hijo sobre las alternativas que existen al comportamiento agresivo, el juego de roles puede ayudar a que los niños se pongan en el lugar de la víctima y entiendan lo que se siente ser abusado o intimidado por un compañero. Hagan conciencia juntos sobre como pedir ayuda, respetar a otros y mostrar tolerancia hacia las personas que son diferentes.
- Establece reglas respecto al comportamiento agresivo, asegúrate que el niño esté enterado de las consecuencias para este tipo de comportamiento y para la violación de las normas (por ejemplo: perder privilegios).
- Alaba a tu hijo y celebra cuando aplique comportamientos apropiados. El reconocimiento servirá como una recompensa y motivará el uso de comportamientos positivos en situaciones similares que se presenten más adelante.
- Asegúrate de que exista supervisión de un adulto en todo momento y mantente enterado de las actividades en las que participa el niño dentro y fuera de la escuela (en estas también debe haber supervisión adulta).
- Informa a las autoridades escolares cualquier incidente de abuso o intimidación, incluso si tu hijo ha participado en esos comportamientos. Esto le enseñará a hacerse responsable de su propio comportamiento y sus consecuencias. Pide ayuda a las autoridades del colegio para monitorear esos comportamientos, el mensaje para tu hijo es que no tolerarás dichas conductas y que quieres ayudarlo a evitarlas.
· Tratar el comportamiento de abuso no es fácil. Busca ayuda, algún consejero, grupo de apoyo, terapeuta, etc. podrían ofrecer más alternativas para modificar el comportamiento de tu hijo.
Es muy importante que los padres participemos en la vida de nuestros hijos dentro y fuera de la escuela. Tener la oportunidad de observar como interactúa el niño con otros niños nos permite tomar acción si se detecta algún comportamiento potencialmente problemático. Abrir los canales de comunicación y confianza con el niño y brindarle nuestro apoyo cualquiera que sea su situación lo preparará para enfrentar situaciones en la escuela y por el resto de su vida.
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