Una
de las formas más completas que tenemos de decirles a nuestros hijos, pareja, familia
y amistades cuanto los queremos es por medio de la energía e intención que
ponemos al cocinar para ellos. No tiene nada que ver con complicadas recetas ni
cursos internacionales... tiene todo que ver con el amor que sentimos e
imprimimos en nuestras creaciones al cocinar. Por medio de sabores, aromas, colores
y texturas transmitimos de manera especial nuestra actitud, cuidados, sentimientos,
te nutres, nutres a otros, te interesas por ellos, por que disfruten y sean
felices en todos los aspectos de sus vidas.
¿Crees
que cocinar para otros es un acto de sumisión exclusivo de las mujeres? Pues
déjame decirte que no hay nada más alejado de la realidad, cocinar es una
actividad de poder y grandes alcances, es un rito personal de inspiración que
expande la alegría, el placer, el cariño
y da lecciones de vida. El esfuerzo consciente de nuestras manos al cocinar va
más allá de proporcionar nutrientes al cuerpo.
Desde
el momento que tienes la intención de preparar algo y piensas en los
ingredientes que necesitas estás activando un conjunto de energías muy
profundas en ti que vas a dar y en quienes recibirán (también puedes ser tu
misma quien reciba). Así como transmitimos sentimientos positivos, también
podemos esparcir los negativos con lo que cocinamos. Si el cocinero es alegre,
las personas que comen su comida también lo serán. Si el cocinero se estresa,
la gente también se sentirá ansiosa.
La
comida nutre al cuerpo físico y al alma, cuida de ti y de los que amas. Trata
con respeto y responsabilidad a tu cocina, a tus habilidades, a tu equipo, a los
ingredientes que utilizarás y a tus comensales. Grandes historias se construyen
alrededor de la comida, desde que se prepara en la cocina hasta que se degusta
sentados a la mesa, los vínculos creados son fuertes e íntimos.
La
vida moderna nos ofrece versiones rápidas y de bajo contenido nutricional de muchos
platillos. Es tentador ahorrar tiempo pero la realidad es que sacrificamos la
salud y la posibilidad de conexión con la vida. Esfuérzate por regresar a lo
natural: elige tus ingredientes entendiendo la relevancia de la vida, encuentra
el placer consciente en limpiar los ingredientes, ordenarlos, darles forma,
transformarlos en todo lo que pueden llegar a ser y no desperdicies. Observa la
manera en que responden los alimentos, identifica su esencia y su capacidad,
trátalos cuidadosamente y adáptate a ellos.
La
cocina es un acto de generosidad personal que nos hace presentes y nos permite
ser vistos. Combina ingredientes, usa especias, condimentos, semillas y hierbas
para hacer tu comida única. Usa tus manos para hacer, tocar y sentir. Alimentar
a otros es algo que surge del corazón, de tu conexión con los ingredientes y
con otras personas.
Si
tus platillos no resultan como esperabas no te preocupes, es parte de cocinar
(en la vida, las cosas tampoco resultan como esperábamos en la mayoría de los
casos) a algunos les gustará tu comida y a otros no, no puedes controlarlo
todo, lo importante es que te manifiestes en lo que has cocinado y sientas que
has hecho tu mejor esfuerzo, no hay nada con que compararte. Si te sirve la
idea, yo “reciclo” la comida que no fue del agrado de mi familia.... un poco de
creatividad puede darle una cara distinta, con nuevos ingredientes y
condimentos realmente funciona.
“Cuando estás
cocinando, no solo estás cocinando. No solo estás trabajando en el alimento,
también estás trabajando en ti, estás trabajando en otra gente” Suzuki Roshi
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