El frasco de la calma está inspirado en la
ideología pedagógica de María Montessori y es de gran ayuda para entender desde
la serenidad lo que estamos sintiendo. Usado de manera correcta, ayuda a
sentirse bien, a relajarse, a meditar y a reflexionar sobre nuestros
sentimientos y emociones. Puede ser usado por niños (para controlar y regular las
emociones que generan conflictos, berrinches, ansiedad, llanto, enojo…) y por adultos
(para controlar y regular de la misma forma emociones que nos tienen
intranquilos como la ansiedad, el estrés, la tensión, el enojo, los nervios y la
tristeza), potencia la respiración profunda y favorece la capacidad de concentración.
El frasco de la calma es fácil de hacer en casa,
necesitas: un frasco de cristal transparente con tapa (que cierre perfectamente), agua
purificada tibia, diamantina de colores, pegamento líquido transparente o con
brillos –o aceite para bebé- y pintura
para alimentos. Los ingredientes son tóxicos, por lo que es muy importante que el
frasco no tenga fugas.
Pasos para hacer un Frasco de la Calma:
1.
Vierte el agua tibia en el frasco, dejando 1cm
libre para poder mezclar los ingredientes.
2. Agrega el pegamento líquido transparente y/o el
pegamento con brillos y revuelve con una cuchara (entre más pegamento, más
espeso quedará el contenido y el movimiento será más lento). Puedes usar glicerina para un efecto de movimiento diferente.
3.
Agrega la diamantina (la cantidad dependerá de
que tan saturado quieres que se vea el frasco) y mezcla con una cuchara.
4. Puedes agregar unas gotas de pintura para
alimentos para dar color al agua (esto es opcional).
5. Si quieres puedes sellar con pegamento o
silicón la tapa del frasco para que no tenga fugas.
La mezcla de los ingredientes produce un movimiento lento y relajante de los brillos dentro del frasco que ayuda a enfocar la atención, a tranquilizarnos y a controlar las emociones.
Video para hacer un Frasco de la Calma
Como usar el Frasco de la Calma:
·
El frasco de la calma es para niños mayores de dos años de edad.
·
Su objetivo es calmar la ansiedad, el estrés y los nervios tanto del
niño como del adulto al concentrar la atención en los movimientos relajantes
del frasco.
· Es necesario explicar al niño que el Frasco de la Calma NO es un castigo,
sino una técnica en la que invertimos tiempo para aprender a controlar el
estrés y la frustración, lo que les ayudará a saber controlar sus propias
emociones.
· El adulto debe acompañar al pequeño durante todo el proceso y guiarle
para relajarse. El niño no debe usar el frasco por su cuenta.
· El uso del Frasco de la Calma debe acompañarse por una actitud cordial,
amable y respetuosa hacia los pequeños, debemos proporcionarles instrucciones claras
sobre la manera lenta y profunda de respirar, para que el niño logre relajarse
poco a poco y se dé cuenta de que la ansiedad y el enojo desaparecen. Así se
hará consciente de que por sí mismo es capaz de controlar sus emociones y que
es posible despejar su mente aunque sienta mucha frustración.
· El frasco debe agitarse y colocarlo sobre una superficie plana, el niño
debe concentrarse en el movimiento de la diamantina y los brillos del frasco mientras
respira profundamente para empezar a bajar su ritmo cardiaco y pensar con
claridad. Observará con toda su atención como se mueve el contenido del frasco
hasta que la diamantina se asiente en el fondo. Este es un ejemplo de cómo
guiar la técnica: “Ahora vamos a sentarnos con el frasco de la calma para poder relajarnos
todos. Vamos a respirar hondo y en silencio nos vamos a fijar como la
brillantina se desliza y se mueve por el frasco hasta que se junte toda en el
fondo y se detenga. Después hablaremos sobre lo que ha pasado y juntos
buscaremos soluciones”. El adulto se sienta al lado del niño y juntos respiran
profundo y observan el frasco.
· Una vez en calma, junto con la ayuda del adulto, se retoma el motivo del
enojo, se pide al niño que exprese con palabras la manera en que se sintió y se
buscan soluciones desde la serenidad y la calma.
· Hablar sobre el cambio de emociones después de usar el Frasco de la
Calma con el pequeño ayudará a que se haga consciente de su posibilidad de
transformar las emociones negativas. Pregúntale: “¨Cómo te sentiste después de usar el Frasco de la Calma?, ¿Ahora qué
estás sintiendo?” para conocer lo que percibió y obtuvo de la técnica.
Todas las emociones que experimentamos
son importantes y nos ayudan a conocernos mejor y a entender lo que sucede. Al hacernos
conscientes de las mismas y lograr ponerlas en palabras, se favorece el autocontrol,
la toma de decisiones responsable y se
disminuyen las reacciones agresivas. Saber esto es fundamental para empezar a
controlar las emociones intensas.
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