A propósito de la celebración del día de los
niños y de las niñas, he estado reflexionando sobre mi capacidad actual para
asombrarme y maravillarme… revisar mis sentires y actitudes de manera honesta
no ha sido fácil, pero mi interés por afinar esta habilidad me ha hecho
profundizar y quiero compartirlo contigo:
La capacidad de asombro es el
poder reconocer, apreciar y asombrarse con las cosas y personas que nos rodean,
tiene que ver con la conciencia del cuerpo físico, del intelecto y de nuestras
emociones y con enfocar nuestra atención, conmovernos, darnos permiso de mover
nuestras emociones, sentir curiosidad y placer con los logros y las cosas
cotidianas y a la vez extraordinarias.
Yo no se si para creernos
adultos serios y formales (como si esa fuera la única meta en la vida), vamos
perdiendo la capacidad de sentir, oler, saborear, tocar, observar lo que hay en
nuestro entorno y nos negamos a llorar lo injusto, a conmovernos con la
violencia, a enchinarnos por el amor, a curiosear lo humano y lo mágico
también.
Cuando éramos niños, nos
valía quedarnos viendo fijamente durante horas a alguna persona, una flor, el
cielo, el mar o una ardilla, dejábamos de dormir de la emoción de ir a un lugar
nuevo, ver algo diferente o recibir una sorpresa… ahora controlamos y ocultamos
esa necesidad y nerviosismo de aprender y saber cómo funciona todo…. es más, ya
nos creemos que sabemos cómo funciona todo y nos perdemos de aprender más y
sentir más….
Perder esa conexión, implica
estancamiento y renunciar a la inspiración y a la creatividad, pero siempre hay
algo que hacer…. Así tengas 20, 40 u 80 años, siempre puedes volver a
asombrarte… para revisar y trabajar en ti, que es de quien depende el poder
asombrarse o no, pregúntate cosas como:
1.
Para sentir el viento en mi piel ¿dejo que mi
cuerpo sea tocado?
2.
Para ver el amanecer ¿abro los ojos y se cómo
ver los colores?
3.
Para conocer nuevas personas y nuevas formas
de pensar ¿me doy permiso de escuchar, aprender y sentir intensamente?
4.
Para oler el mar ¿se cómo relajarme y
soltarme a las sensaciones?
5.
Para descansar y dormir plácidamente ¿puedo
hacer a un lado los problemas y liberarme de las cargas para cuidarme A MI?
6.
Para apreciar a otros ¿suelto mi verdad y
estoy presente?
7.
Para vibrar con la música ¿se cómo bailar,
cantar y sentir los sonidos?
8.
Para ser feliz y disfrutar ¿me comprometo con
todo lo que me rodea y deseo interactuar?
9.
Para sentir placer ¿dejo de impedirme ver
nuevas formas de disfrutar, ver, escuchar, hablar, moverme y de entender la
realidad?
10.
Para vivir realmente la paz y tranquilidad
¿estoy dispuesto a dejar de ser víctima y conectarme con mis propias posibilidades,
con mi poder, con mi salud, con mi éxito, con mi amor propio? ¿Estoy dispuesto
a rescatar las cosas importantes en la vida sin hacer problema de todo?
11.
Para seguirme sorprendiendo ¿permito que las
personas (adultos, niños y personas mayores) ejerzan su propio derecho de
asombrarse, divertirse, aprender y sentirse plenos? ¿o los regaño y me burlo?
12.
Para salir de mi aburrimiento y rigidez
¿estoy dispuesto a no descansar hasta quedar satisfecho en mis
cuestionamientos?
13.
Para tener una vida mejor ¿Estoy dispuesto a
cuidar dedicadamente mi planeta, mi casa, mis relaciones, mi cuerpo?
¿Qué puedo hacer para empezar a recuperar mi
capacidad de asombro?
1.
Empieza a hacerte consciente de los cambios
(aunque sean sutiles) de la naturaleza: de los cambios de estación, de cómo las
plantas se preparan para pasar del invierno a la primavera, de la manera en que
cambian durante el verano y el otoño, los cambios de colores y olores en
jardines, árboles y animales. De manera voluntaria dedica tiempo a observar,
sentir y percibir el clima y la naturaleza.
2.
Observa con humildad tu cuerpo, tu piel, tu
pelo, tus reacciones, tus sentidos, tu respiración, empieza a conocerte y a
entender como funcionas a cada hora del día y ante cada situación… identifica
lo que sientes ante la alegría, la tristeza, el drama, el enamoramiento, el
agobio, etc.
3.
Observa y aprende del arte y de la ciencia…
se paciente contigo para aprender y entender los sonidos, los experimentos, las
reacciones… aprende continuamente.
4.
Deja a un lado la prisa de tu día y dedica
por lo menos un momento al día para escuchar a alguien y su historia, su
opinión y sus aportaciones. No interrumpas, escucha con atención… ponte en sus
zapatos y abre tu mente y corazón a lo que los demás tienen que decir (tus
padres, tus compañeros de trabajo, alguien que encontraste en la calle,
mientras esperas algo, tus hijos, el señor de la tienda, algún amigo a quien no
veías hace mucho, tus familiares…) date la oportunidad de entender a otros, escuchar su visión de la vida, amplía tus horizontes.
5.
Cultiva tu buen humor, ríete, ríe mucho.
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