viernes, 8 de enero de 2016

Cómo ser una mamá que trabaja sin desfallecer en el intento


Cómo ser una mamá que trabaja 
sin desfallecer en el intento

Cuando las mamás trabajamos (fuera de casa o desde casa) influye en nuestros hijos, sin embargo hay algunos factores que pueden ayudarnos a mantener la situación bajo control:
- Se una mamá trabajadora sin culpas: los niños son muy sensibles y perciben lo que estás sintiendo, no intentes compensar tu ausencia con regalos o siendo permisiva.
- Da a tus hijos tiempo de calidad: aunque sea por periodos cortos de tiempo, tus hijos necesitan percibirte como una mamá presente, contenta y dispuesta a estar con ellos.
- Utiliza las herramientas a tu alcance: si sientes que podrías hacer más por tus hijos investiga, lee o pide asesoría. Aunque la madre no esté presente la mayor parte del día, si es posible que aporte de manera funcional las habilidades y la energía provenientes de la maternidad.
- Crea un vínculo amoroso con tus hijos: disfruta los momentos que tienes con los chicos dejando a un lado todo lo demás (pendientes, celular, computadora, televisión, etc.) enfócate solamente a estar con ellos.
- Pide ayuda: dividirse en tiempo entre la casa, la familia y el trabajo puede ser extenuante. No tienes porqué cubrir todos los roles todo el tiempo tu sola. Está bien si decides contratar ayuda o pedir apoyo a algún familiar o a otras madres para resolver las situaciones que te están sobrepasando.
- Establece límites: si cuentas con el apoyo de adultos conocidos y congruentes con tu estilo de crianza es más fácil para ti y para los chicos lidiar bien con la situación. Los cuidadores necesitan y tienen el derecho a saber la manera en que quieres que los chicos sean tratados mientras estás trabajando;  recuérdales que las decisiones las tomas tú, establece y comunícales de forma clara y amable lo que es permitido y lo que no. Esto ayudará a que respeten los espacios y tus creencias y evitará sorpresas desagradables.
- Involúcrate: considera que por el carácter y personalidad de los chicos las cosas pueden no estar resultando bien para ellos. Si detectas algún cambio importante en su conducta como falta de apetito, dificultad para conciliar y mantener el sueño, retracción, rebeldía, cambios en los hábitos alimenticios, irritabilidad o agresión, habla con ellos y escucha atentamente la manera en que se sienten (no los interrumpas, no los regañes, ni menosprecies lo que tienen que decirte, sus sentimientos y percepción no están en tela de juicio). Así, juntos podrán tomar decisiones para ayudarlos a adaptarse a la situación y que todos se sientan mejor.



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