martes, 5 de julio de 2016

Codependencia Emocional

"¿Yo? Yo no soy una persona codependiente” – dijo el codependiente. “Soy demasiado independiente y responsable para depender de otra persona así. De hecho, es mi pareja, mi familia y otras personas en mi vida los que están mal, tienen relaciones dañinas y yo me la paso tratando de solucionar sus problemas y arreglar sus desastres “.




Yo tampoco pensaba que era codependiente hasta que hace dos años, en terapia, tuve la realidad frente a mis narices. Todos mis amigos y familia me dijeron durante años que yo era una persona muy fuerte y que lograba mantener todo caminando, incluido mi matrimonio… pero ya no podía más, me sentía absolutamente sin fuerza, enferma física y emocionalmente… no estaba bien.

Las respuestas que obtuve cambiaron por completo mi vida, empecé a leer libros sobre codependencia y tomé un diplomado en sexualidad y pareja… en los casos más críticos que ambos planteaban, me veía a mi misma: indecisión, inseguridad, novios tóxicos y una necesidad crónica de controlar todo. Entre más leía y me explicaban, más entendía quién era yo, lo que estaba haciendo y todo lo que había sucedido en mi vida hasta ese momento (sobre todo en mi vida amorosa). Desde ese año tan revelador, no he dejado de trabajar en las raíces más profundas de la codependencia en mi vida.
La mayoría de los codependientes atraemos a gente con problemas, personas codependientes y/o personas con grandes necesidades sin resolver; sumándole esta necesidad de querer salvar, arreglar o ayudar a todo mundo (sin darnos cuenta) hacemos el círculo interminable. Normalmente somos buenas personas, responsables, amantes de las personas que viven sin límites y que son disfuncionales. Nos encanta llegar al punto de agotamiento por cuidar y complacer a otras personas, dejando de lado nuestras propias necesidades. Siempre estamos ahí para ayudar o dar consejos (aunque nadie nos lo haya pedido)… tenemos una disfunción muy sutil, aguantamos mucho… muchísimo… y durante el proceso nos sentimos incómodos a más no poder, pero seguimos aguantando. En muchos sentidos, el papel de mártir y sacrificio es totalmente aceptable (y deseable) en nuestra cultura, especialmente para las mujeres… pero eso no significa que sea sano. La cosa es que tarde o temprano, llegará un momento en que ni nosotros ni quienes nos aman podremos soportarlo más.


Una persona codependiente es quien ha permitido que el comportamiento de otra persona le afecte y además está obsesionado con controlar dicho comportamiento (Melody Beattie).

Si eres una persona perfeccionista; si eres experto en descifrar como se sienten otras personas, si sobre todas las cosas buscas que los demás estén bien y a salvo, que se sientan felices y complacidos; si tus pensamientos son predominantemente preocupones y quieres prevenir y controlar lo más que se pueda (situaciones, personas, actividades, planes y agendas…) para evitar que algo vaya a salir mal, entonces es muy posible que seas codependiente. Estas señales son mucho más evidentes en una relación de pareja o matrimonio, revisa esta lista y descubre las situaciones con las que te identificas:

1.       Estás saliendo con o te casaste con un alcohólico o adicto (con cualquier tipo de adicción).

2.       Tienes un historial de parejas dañadas, casos perdidos o que necesitan ser “rescatadas”.

3.   Haces cosas de tu pareja que él o ella podría y debería estar haciendo (todo en nombre del amor). Probablemente tus amigos y familia te han dicho que estás ayudando de más a tu pareja, que más que pareja,  pareces su mamá o su papá.

4.       En  los momentos en que tu pareja tiene actividades, toma sus propias decisiones, sale o avanza de forma independiente, te sientes abrumado por la ira y el resentimiento. “¡Mira todo lo que he hecho por ti!” es una frase común en el vocabulario de las personas codependientes.

5.       Te sientes responsable por las acciones, decisiones y comportamientos de tu pareja (porque se aman).

6.       Siempre estás hablando y preocupándote por los problemas de su pareja y por lo que él o ella está sufriendo o enfrentando.

7.       Se han permitido un comportamiento irresponsable que hace daño en su relación - no sólo físicamente, sino también emocional o financieramente - y en lugar de alejarte, por tu profunda compasión por esta persona, sientes que debes quedarte y ayudarlo.

8.       El estado de ánimo de tu pareja afecta tu día, tu humor y como te sientes.

9.       Siempre quieres saber lo que tu pareja está haciendo o pensando y metes tu cuchara en sus asuntos para “ayudarlo”.

10.   Son las necesidades de tu pareja las que siempre tienen que estar satisfechas, mientras que las tuyas y tus deseos o gustos te parecen superfluos, innecesarios y son ignorados por ti.

11.   Te cuesta trabajo saber cómo te estás sintiendo y como deberías pensar… la mayoría de las veces minimizas tu enojo, encuentras justificaciones para el comportamiento de tu pareja, lo disculpas constantemente por sus descuidos, su falta de compromiso o sus faltas de respeto e ignoras tu enojo, tu decepción o tristeza.

12. Pensar que te estás comportando como tu madre o como tu padre es otra señal de una programación profunda de codependencia, ya que esta es una dinámica de relación aprendida. Los codependientes (y adictos) son casi siempre hijos de padres codependientes, la codependencia se transmite como un legado de la familia de manera casi imperceptible, obviamente sin dejar de considerar que las raíces y los síntomas de la codependencia son individuales y cada quien le echa de su cosecha (como si fuera poco).

Algunos codependientes no tienen límites en torno a aspectos de su vida como la salud, la dignidad y la felicidad, mientras que otros se acorazan y no permiten que nadie entre en sus vidas saboteando cada una de sus relaciones. Algunos más también están lidiando con sus propias adicciones.
Independientemente de tu estilo de codependencia, es necesario que aceptes que se trata de una disfunción emocional que afecta muchos aspectos de tu vida. La atención y el cuidado de tus propias necesidades (amarte a ti mismo), NO es egoísta o narcisista… en realidad es muy saludable. Esperar reciprocidad y respeto de nuestras parejas, socios, jefes, compañeros de trabajo, familia no es poco realista, es AMOR. Y permitir que alguien nos haga daño (como una pareja adicta y violenta) dice más de tu respeto por ti mismo que del otro, porque has sido tú quien lo has permitido.


Mi recuperación de la codependencia me ha permitido conocerme a mi misma, entenderme y tomar las riendas de mi vida (por fin)… ha significado crecer en aspectos en los que necesitaba, pero me negaba a madurar, he recuperado mi LIBERTAD. Si te identificaste y crees que puedes estar en una o varias relaciones codependientes, pide ayuda. No dejes pasar más tiempo para decidir ser feliz.


1 comentario:

  1. exactamente me identifico con muchas caracteristicas de las que describes Amparo, muchas gracias por hacerlo tan claro y sobre todo por darme luz en el camino tan gris que estaba construyendo.

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